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piedras preciosas naturales en cuarzo


Piedras preciosas

Para poder distinguir entre piedras preciosas y piedras semipreciosas se utilizan tres factores:
La escala de dureza de las mismas (lo que garantiza su durabilidad), que, además, tradicionalmente coincide con las piedras o gemas preciosas por excelencia (la piedra preciosa más dura que existe es el diamante, como ya hemos vistos en los artículos anteriores).
La rareza, escasez o dificultad para encontrarlas en la naturaleza.
Su belleza y perfección. Cuando hablamos de la belleza y perfección de una piedra, ya sea preciosa o semipreciosa, nos referimos a su color, brillo, transparencia y pureza. Una piedra preciosa pura, sin imperfecciones y con un color radiante, puede tener un valor incluso superior al de un diamante de similares características.

Las tres únicas piedras o gemas consideradas preciosas –además del diamante- por los factores anteriores son el rubí, la esmeralda y el zafiro azul.

Décadas atrás, también se consideraba la amatista como una piedra preciosa, pero después del descubrimiento de los enormes yacimientos en Brasil pasó a formar parte del grupo de las piedras semipreciosas, al no ser tan escasa y rara.

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